Que Grecia está en una encrucijada semejante a de Uruguay en 2003, eso a nadie se le escapa, que puede llegar a la situación de Argentina en 2001, es cuestión de tiempo. Según algunos economistas griegos, Grecia está siendo manipulada para equiparar los salarios de sus trabajadores con los del Tercer Mundo. Fuera quedarán los banqueros, los políticos y las personas que se hayan aprovechado de la debacle del país.
Que si se va a llegar a rescatar por segunda vez a Grecia, que si no va a pagar su deuda, que se convertirá en un protectorado… los indicios llevan a que la gente invada las calles y plazas imitando a los “indignados españoles”, pero la cruda realidad merece una reflexión donde algunos datos se acercan estrepitosamente a los datos que tenemos en España.
De un paro oficial, del 7,9% en noviembre de 2008, se ha alcanzado el 15,9%. Todos los griegos se preguntan el por qué de esta espectacular subida.
Según las estimaciones más cercanas a la realidad, el paro podría situarse en torno al 20%, ya que los trabajillos sin IVA, las chapuzas o los trabajos en prácticas no se contabilizan. A ello tenemos que añadir que el mercado del empleo no reflejaba las medidas aprobadas en diciembre que facilitan los despidos: reducción del tiempo de preaviso para el despido, rebaja de los costes laborales al empresario, aumento de la tasa de despidos autorizados, y así una ristra de medidas que lo que hacen es dejar a los más desfavorecidos en la calle.
Todo esto empuja a los sindicatos a firmar unos convenios de empresa llamados especiales que introducen salarios inferiores al salario colectivo del ramo. Finalmente, por medio de los contratos individuales que los trabajadores están obligados a firmar, éstos sufren una bajada salarial importante, tanto más cuanto que los trabajos a jornada completa se trasforman en trabajos a tiempo parcial.
Subsiguientemente, los costes laborales han bajado un 15% en un año según el ministerio de Trabajo. Sólo en el sector privado, en el sector público, los salarios han bajado hasta un 25%.
¿Cuáles son las secuelas?
En primer lugar un empobrecimiento general. Oficialmente, el 20% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Pero también la precarización que, desde hace meses, se ha convertido en norma en el mercado de trabajo. Los jóvenes hasta 25 años, en las nuevas contrataciones, cobran un 80% del salario mínimo. Sus contratos indefinidos pueden ser rotos de un día para otro durante los primeros 12 meses. Las medidas tomadas para reforzar la competitividad son un callejón sin salida. Grecia es un laboratorio para el mercado de trabajo europeo, como lo demuestra el “Pacto Euro Plus”. Se hace todo con miras a igualar los costes salariales europeos con los del Tercer Mundo. Supone también una destrucción de los sindicatos. Y un ataque al derecho laboral europeo.
¡Terrible! Esa es la jugada prevista para todos los países de Europa del Sur.
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