¿Qué significa ser de izquierdas en los tiempos que corren?
Esa pregunta me la hacía un viejo amigo que siempre luchó por las libertades y la democracia durante muchos años. Pero el otro día, después de algún tiempo sin vernos, también me confesó que estaba desencantado y decepcionado con la realidad española.
Que el gobierno socialista hace muchos años que abandonó sus principios, eso lo sabe quien lo quiere ver. Que su política actual es aún más reaccionaria que la que llevaría a cabo la derecha, eso lo constatamos todos. Pero mi amigo me decía que la desbandada de los militantes socialistas será un:”salvese quien pueda” en cuanto pierdan las próximas elecciones y con ello los diferentes boletines tanto del Estado como de las comunidades, eso es otro cantar.
¿Os imagináis a los actores, artistas, músicos, periodistas y demás “intelectuales de la progresía” coreando las consignas gubernamentales sin los millones de euros de subvención?
¿Os imagináis a los sindicalistas, miembros de fundaciones, trabajadores de empresas públicas y enchufados en las distintas administraciones respaldando a un gobierno sin la preceptiva subvención?
España hace años que está dividida entre los que trincan dinero de la administración y los que soportamos a pelo a los políticos, y si no que se lo digan a los curritos de CCN Plus, que se han quedado sin trabajo. Aunque la noticia sería ver a Juan Luis Cebrián o a Iñaki Gabilondo en las filas del INEM. Ellos que han estado repartiendo carnés de demócratas, pero con la cartera bien llena de millones de pesetas y euros. Tampoco nadie les vio frente a la sede de PRISA gritando a favor de sus puestos de trabajo. Precisamente ellos mismos se lucraron durante años de la venta de la SER (patrimonio de los españoles) o de las regalías de la única cadena de pago por aquel entonces: Canal Plus o de Cuatro.
¿Quién pagará las enormes deudas de PRISA? ¿Devolverán los cientos de millones prestados por las cajas?
Solo sé que el resto de los españoles, de izquierdas, derechas o que pasan de la política, tendremos que pagar las desorbitadas subidas de la electricidad, el gas, los transportes y lo que se avecina sin el colchón de una suculenta subvención.
Por H o por B, al final siempre parece que pagamos los mismos, cobran los mismos, se benefician los mismos y la historia no cambia ni con guionistas nuevos. ¿Cómo no se va a aburrir la peña? Estamos tan hartos que ya ni nos interesa conocer las noticias, porque al final son siempre las mismas.
ResponderEliminar¡Y quieren que no haya decepción! Lo raro es que no haya revueltas.
El primer recorte que se debería producir es en el de los sueldos de los que nos malgobiernan; total para como lo hacen cualquiera de nosotros realizaría su labor con mucho gusto y menos prebendas.
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