El país está revolucionado, la gente colérica y los políticos sacando tajada de una putada que ha dejado sin viajar a cientos de miles de pasajeros. Pero detrás de toda esta situación se trasluce el estado enfermizo de un país que lleva unos años a la deriva.
Nunca antes un colectivo de trabajadores había despertado el odio de la población. No importa la forma de pensar, la certera que tengas o el nivel cultural: todos quieren linchar a los controladores; algo habrán hecho. Pero la respuesta de nuestros gobernantes no ha sido de menor importancia. El ministro de Fomento ha tenido diez meses para negociar pero su ineptitud nos ha llevado a esta ratonera en la que nos hemos encontrado todos. Tal vez la retorcida mente del cerebro del gobierno: Rubalcaba, haya ideado un escenario de caos de donde ha salido un héroe a salvar a la ciudadanía, como les gusta tanto decir a los socialistas. Pero su forma de actuar, en un principio nos suena más a la del reaccionario por antonomasia y enemigo de la progresía: Ronald Reagan, que también se cargó a los controladores por una huelga encubierta similar a la actual. Sin embargo, Reagan despidió a casi la totalidad de los controladores norteamericanos, mientras que en España me gustaría ver con mis propios ojos qué clase de sanciones son las aplicadas con este colectivo.
También es de destacar que es la primera vez que se militariza un colectivo profesional, arreglo que le encanta al partido en el poder: véase la solución que aportaba Alfonso Guerra para el golpe de estado del 23-F.
Si este gobierno ha tomado la solución más drástica decretando el “Estado de Alarma” por encontrarse más de medio millón de pasajeros atrapados en los aeropuertos, ¿porque no ha decretado ya antes este “Estado de Alarma” con los cinco millones de parados que existen actualmente en España?
En fin, la memoria de peces de los españoles nos hará olvidar este alboroto y en unas cuantas semanas todo habrá quedado en una anécdota y los controladores seguirán arramblando con cantidades estratosféricas por su trabajo, y aquí no habrá pasado nada. Aunque yo pienso que es la antesala de la próxima intervención ante el “Estado de Ruina” que ya se decretó hace años.
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ResponderEliminarTienes razón, la palabra clave es "putada". Pero yo creo que esta vez la gente no se va a olvidar tan fácilmente y va a estar pendiente de las sanciones y repercusiones. Porque esto no ha afectado solo a los que iban a viajar, sino a los que les esperaban en su lugar de destino, a los hosteleros que no han visto llegar a sus clientes, etc., etc.
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