Dirah
Durante mi último periplo por el sudeste asiático, tuve la suerte de toparme con un grupo de fervientes budistas, en concreto tres hermanos y un amigo considerado como de la familia. Después de asistir a diversas reuniones en un monasterio budista, me invitaron a acompañarles a una casa particular donde un reputado fotógrafo impartía las enseñanzas de Buda a un reducido grupo de personas.
Se trataba de Rio Helmi, cuyos libros de fotografías había contemplado en las librerías de los aeropuertos asiáticos. Su trabajo cubría diferente facetas de la realidad de aquellos países: arquitectura, etnografía, antropología… todo bastante espectacular y bajo una mirada personal.
En persona resultó ser un anfitrión acogedor, sus comentarios sobre el corpus de las enseñanzas de Buda complejos y su carisma un imán que atraía a numerosos oyentes fascinados por su conocimiento. Desde ese primer encuentro yo caí también embelesado ante su verbo y su presencia.
Río Helmi desapareció de mi vida en cuanto abandoné la isla donde reside. Desde entonces no he vuelto a verle, pero de vez en cuando le recuerdo difundiendo su poderosa personalidad al que quisiera escucharle.
Merece la pena conocerle.
Me he metido en su página web y me parece una pasada este fotógrafo, sobre todo las fotos en blanco y negro.
ResponderEliminarTengo un par de libros suyos, y siempre me ha gustado su trabajo. También me alegro que haya reformado su web. En el 2006 hizo una exposición en Madrid, si mal no recuerdo en Bellas Artes. Es un tiro.
ResponderEliminarLas fotografías son sorprendentes...¡¡es un parto vertical!! Es mitología hindú ¿no? Se iluminan siempre con velas o candiles. ME ENCANTA.
ResponderEliminarEspectaculares y sombrías imágenes. Parecen fotografías de sueños aterrdores.
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