“Según un esclarecedor dicho hindú, a lo largo de tu vida te topas con tres clases de personas: las que te ayudan, las que te dejan solo y las que te lastiman. Las primeras tienen la conciencia y la fuerza suficientes como para aliviar tu sufrimiento mejor de lo que puedas hacerlo tú. Para las segundas, tus problemas son una molestia y prefieren mantenerse a distancia. Las terceras quieren que tu situación siga igual porque no les interesa tu bienestar (y vamos a dejar los motivos aparte)”.
¿Que dónde he aprendido algo así? Me lo contó un tipo llamado Río Asta, y lo convertí en mi lema en “Por aquí pasó el taxidermista” (la novela).
¿De qué me ha servido saberlo? Para ponerle remedio. Y aquí va lo que he aprendido al respecto:
- En primer lugar: No cuentes tus problemas a quienes no le interesan.
- Segundo: Acepta la ayuda de quienes te la ofrezcan de forma sincera.
- Tercero: Pon distancia con aquellos que te lastiman: el suyo es un efecto tóxico que te roba energía sin aportarte nada a cambio.
- Último: Fuera autocompasión. Tu prioridad eres tú.
Si quieres saber más, pídele a Río Asta algún capítulo de su novela. O bien echa un vistazo a El libro de los secretos (de Deepak Chopra). Ambos te sorprenderán.
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ResponderEliminarYo me he encontrado demasiada gente de la primera y segunda clase. He borrado el anterior comentario porque era demasiado ofensivo, hoy no tengo un buen día. Hoy me ha pasado la minuta mi abogado: ese si que es tóxico.
ResponderEliminarTóxicos son los abogados, los procuradores y los jueces. He leído los dos primeros capítulos de la novela de Río Asta y me han parecido espectaculares. Cuando me divorcié hubiese protagonizado ese primer capítulo sin didarlo.
ResponderEliminarQuisiera pillar a ese tal Simón, le iba a enseñar qué es lo que hacen de verdad los jueces.
ResponderEliminarPOCA VERGUENZA LA QUE TIENEN ESOS AGOGADOS
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