Los parlamentarios españoles, obsesionados con la igualdad de sexo, dejan a un lado los problemas esenciales de la población y pierden el tiempo y nuestro dinero en regular la posición de nuestros apellidos o la desaparición del libro de familia. Su objetivo: convertirnos en unos meros códigos de barras.
Ya no importan los millones de parados, la dificultad del acceso a la vivienda, la escasez de ideas para sacarnos de la crisis o los cientos de miles de personas que son atendidos por la beneficencia. Para los políticos del gobierno y sus acólitos estas realidades deben quedar sutilmente ocultas. Para ello crean numerosas cortinas de humo que desvían el foco de lo esencial. Ahora en la prensa o los telediarios se habla principalmente del machismo del alcalde de Valladolid, la obsesión de Dragó por la “lolitas” o si los niños juegan al fútbol y las niñas a las muñecas durante los recreos…
Desde mi blog propongo a sus señorías del parlamento español que nos dejen elegir a cada uno el apellido que queramos. Si pudiéramos apellidarnos Chaves, Griñan, Pajín, Bono, Aznar, Camps… no careceríamos ninguno de trabajo. Al fin y al cabo la regla básica que impera en España dice: “el que tiene padrino se casa y el que no, no se casa”.
Si mi mujer me ha poner problemas con lo de los apellidos, vamos a tenerla. Los políticos sólo nos buscan problemas.
ResponderEliminarAunque ellos quisieran cambiar de apellidos, sería fácil seguirles el rastro por la de miles de parados, arruinados y jodidos que van dejando por el camino
ResponderEliminarEl enchifismo en España es enfermizo. Estoy de acuerdo que ninguno de los familiares de los mencionados en el post pisan las oficinas del paro. Son todos unos caraduras.
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