Cada vez que veo la película Slamdog millionaire me conmueve no solo el acierto de los guionistas en construir una historia tierna, real y descarnada que muestra unas imágenes donde el sufrimiento de sus protagonistas, tras vivir tantas penalidades, se torna en sonrisas o deseos de un futuro mejor. Esa alegría que puede ver el turista que pisa la India y que te engancha junto a otros muchos aspectos de su paisaje, paisanaje y cultura. Las risas de los niños lo invaden todo, aún más si te adentras en la India rural.
También me conmueven los acontecimientos que vivieron los protagonistas infantiles después de pisar la alfombra roja del mundo del glamour. Como a su regreso la Corporación Municipal de Bombay se presentó sin previo aviso en la zona chabolista de Garib Nagar y demolió las precarias construcciones donde vivían. Las familias afectadas por las demoliciones se establecieron parques o en las mismas aceras donde pernoctan miles y miles de ciudadanos.
¿Dónde fue a parar el dinero que obtuvieron los productores de la película? ¿Por qué no ayudaron a sus actores en tan duros momentos? ¿Es verdad que uno de los padres quiso vender a la pequeña protagonista por 400.000 dólares?
El director de la película, Danny Boyle, ayudó a la familia de Azharuddin Mohammed Ismail en la adquisición de una vivienda y poder salir así del suburbio en el que vivían.
Para encontrar a Rubina sólo hay que mencionar su nombre. “Rubina vive por ahí”, señalan unos policías al periodista en la entrada del poblado chabolista, mientras que advierten: “Pero cuide su cartera y su celular”.
Para colmo News of the World anunciaba que su padre quiso venderla por 230.000 euros. Rafiq Qureshi, mordió el anzuelo y pidió dicha suma a un reportero que le había tendido una trampa, haciéndose pasar por el representante de un jeque saudí interesado en ofrecerle dinero a cambio de darle a la cría en adopción; el padre lo niega todo.
Sin embargo la madre de la niña, Khursheed Kureshi, separada del padre afirma que el padre es “capaz de todo”.
Aquí es donde la historia se traslada a España. Aquí los padres de nuestros niños también son capaces de todo para agradar a sus vástagos.
Son capaces de mantener las afirmaciones de sus hijos ante profesores u otras personas aunque esta se base en la absoluta mentira; nadie es capaz de enmendarles la plana si sus papis se meten por medio.
Son capaces de ofrecerles todo aquello que pidan, para los nenes no hay crisis, ni contención en el gasto, ni siquiera son capaces de esgrimir un “no” ante las exigentes peticiones.
¿Los resultados obtenidos por los padres españoles son unos hijos que sonríen como los niños de la India?
Me temo que no.
Aunque haya numerosas honrosas excepciones, la mayoría de los niños con que te topas por la calle o ves en casa de tus amigos o familiares son aparentemente bastante alejadas de la media india.
¿A vosotros os parece así?
Hoy en día los niños no están conformes con nada. Es cierto que se han acostumbrado a ser los amos y señores y tiranizan a padres y profesores sin que se den cuenta.Pero por mucho que les das, no son tan felices como esos niños de la miseria, porque juegan solos, son egoístas y nunca están satisfechos. Luego, cuando crecen, siempre tienen algo que reprocharte: los padres nunca lo hacen bien, da igual la opción que tomen.
ResponderEliminarTal vez si todos nos convencieran de que cualquier logro es un lujo y que la penalidad está a la vuelta de la esquina, aprenderíamos a valorarlo todo más. Desde la infancia.
¿Tiene remedio? Pues quien sabe si la crisis nos ayudará a lograrlo.
GARE.
A los niños españoles hace tiempo que se les borró la sonrisa de sus caras y sus padres son culpables: han creado generaciones de insatisfechos.
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